Nivel de vida y bienestar: veinte años de diferencias en Chile
Introducción
El nivel vida y el bienestar se han medido tomando en cuenta diversas dimensiones. Hay estudios que enfatizan las variables materiales y otros que intentan una combinación entre percepción subjetiva y medidas objetivas referentes al acceso y tenencia de bienes y servicios (Dodge et al., 2012, Ross et al., 2020, Diener et al. 1999). Asimismo, variables sociales asociadas a capital social, instituciones y relaciones interpersonales y comunitarias son incluidas en las mediciones (Blanco y Díaz 2005).
El nivel de vida alude a una dimensión material, a los recursos tangibles que se tienen para sumar a la combinación de factores que nos lleve a experimentar bienestar. El bienestar, en tanto, supone un sentido subjetivo de satisfacción con la vida que, más allá de la dimensión material, implica componentes subjetivos, emocionales y posibilidades de manejo de incertidumbre,
Es cierto que ante las presiones y aceleración de la vida moderna, las bajas proyecciones económicas, los fracasos políticos de los últimos años o la percepción de inseguridad ante la delincuencia y de riesgo permanente de ser vulnerado, los bienes materiales aparecen como algo tangible, controlable, algo por lo que podemos trabajar para así conseguir aumentar nuestro bienestar.
A su vez, el aumento de las expectativas presenta desafíos al bienestar en cuanto aumenta la brecha entre lo actual y lo esperado. En veinte años, los chilenos han aumentado sus expectativas de bienestar, en parte, por el aumento material de sus posibilidades (Rojas y Charles-Leija 2022). En ese lapso, el ingreso per cápita nominal en Chile se ha triplicado y con ello, las expectativas (Banco Mundial 2025). Sin embargo, la pregunta que surge es si el progreso en las condiciones materiales, o el aumento en el nivel de vida, va acompañado de un bienestar general que se manifieste en condiciones propiamente no materiales, como el tiempo libre, la salud mental, la vida familiar.
La última encuesta CEP 93, 7 de mayo 2025, entrega datos interesantes sobre qué aspectos chilenos y chilenas creen más significativos para mejorar su nivel de vida. Aunque la pregunta apunte principalmente a cuestiones materiales, es indicativa de qué materialidades se asocian a otros factores relacionados con la experiencia de bienestar, ya sea como medios o como representaciones simbólicas de lo que aspiramos a ser. En esta Nota de Investigación exploro esta pregunta.
Análisis
La pregunta sobre el nivel de vida fue formulada hace dos décadas, específicamente en junio-julio de 1996, y ahora reiterada. Es una especie de máquina del tiempo para indagar en las expectativas de los chilenos. El encabezado es el siguiente: “Es natural que las personas aspiren a mejorar su nivel de vida. Piense en su situación personal. ¿Cuál de los aspectos que aquí aparecen cree usted que tendría un impacto más significativo en mejorar su nivel de vida actual?” (CEP 2025).
El Gráfico 1 muestra los resultados comparados.
Gráfico 1. Aspectos que mejoran el nivel de vida, 1996-2025

Nota: * diferencia estadísticamente significativa al 5% entre las mediciones de junio-julio 1996 y marzo-abril 2025. Total muestra. Total menciones: 300%.
Fuente: Encuesta CEP 93.
Espacios de la vida
La alternativa con más menciones es la vivienda o departamento propio, la que se ha mantenido por veinte años como la opción mayoritaria para esta pregunta. La vivienda propia se asocia a la estabilidad y la certeza en un mundo de incertidumbres. No se trata solo de un lugar para vivir —lo que también se podría conseguir a través del arriendo— sino de un lugar seguro, indisputable, en el que podemos fundar un presente para nosotros y un futuro para nuestros hijos, una proyección de bienestar. La aspiración por la casa propia convive con la aspiración por la permanencia en un espacio en el que se puedan desarrollar vínculos familiares, identificaciones con el espacio y proyectos de vida que contribuyan al bienestar. Esta mención, que lidera las opciones en el gráfico, es la que menos ha cambiado en su significado en el tiempo.
No se puede decir lo mismo de los demás resultados. Aun cuando no todas las respuestas representan cambios estadísticamente significativos, vale la pena situarlas en perspectiva e intentar desempaquetar qué hay detrás de las materialidades a las que aluden.
La segunda mención más nombrada, aunque presenta una disminución respecto a la anterior medición, es comprar más o mejores alimentos, seguida por tener una casa en un lugar de descanso, cambiarse a un mejor barrio, salir de vacaciones todos los años y cambiarse a una casa o departamento mejor. Si leemos con atención no se trata de bienes básicos, sino que de más y mejores bienes. Los chilenos quieren renovar sus bases materiales para incrementar su bienestar.
La canasta alimenticia a la que aspiran chilenos y chilenas en 2025 es distinta a la que deseaban en 1996, ya sea porque hay más información sobre las posibilidades, y se conoce más sobre alternativas saludables y novedosas, o porque estas mismas se asocian a una vida de alto estatus. Experiencias como comer especias o alimentos exclusivos, ir a comer restaurantes (alternativa que se duplicó, de 2% a 5%) o de tomar vacaciones en el extranjero (también casi duplicada, de 6% a 11%), junto con hacerse más conocidas para todos y todas, se convierten en una aspiración que antes no se consideraba entre los medios posibles de reconocimiento.
Desde principios de la década de 1990, en los tiempos del Chile jaguar, el proceso de apertura a oportunidades, aunque siempre inequitativo, se ha mantenido, y paulatinamente ha incluido a nuevas poblaciones como consumidoras de ciertos bienes. La información a través de redes sociales ha contribuido intensamente a la aspiración por nuevos bienes y servicios, y la expansión de las alternativas de crédito las han hecho factibles, aunque sea con las consecuencias negativas del endeudamiento excesivo.
El doble rostro de las vacaciones
Lograr las nuevas aspiraciones por medios crediticios o luego de trabajar intensamente, realizar horas extras, a veces en situaciones de riesgo y estrés, se asocian a sensaciones de agobio y cansancio que llevan a los chilenos a consultar a especialistas y a recibir indicaciones para el uso de medicamentos por problemas emocionales, nerviosos y de salud mental. Esto afecta el bienestar general. En 2022, un estudio de la OCDE (2022) afirmó que en Chile en el año 2015 se registraba un uso de 46,5 dosis de antidepresivos por cada mil habitantes y en 2022 ese número creció hasta 94,3 dosis, es decir, se duplicó. Por otra parte, según el estudio de la Pontificia Universidad Católica de Chile junto a la Asociación Chilena de Seguridad (2025), un 13% de la población urbana del país fue recetada el último año con medicamentos para atender la salud mental.
Ante este panorama, uno de los aspectos que las personas destacan como factores que mejorarían significativamente su nivel de vida actual es salir de vacaciones todos los años, 27% de menciones de un total de 300% según la encuesta CEP 93. La necesidad de descansar y de salir del ajetreo zumbante de la vida cotidiana aparece como una señal de la sobrecarga laboral experimentada por las personas. El aumento de casi diez puntos en las menciones ‘salir de vacaciones todos los años’ es un reflejo de mayores ingresos que hacen posible incorporar vacaciones regulares a las expectativas. Sin embargo, la flexibilidad laboral, junto con abrir oportunidades de aumento de salario por cumplimiento de metas, está también asociada a costos alternativos en el trabajo y la vida personal que se hacen difíciles de manejar y que, finalmente, reducen la sensación de bienestar.
La aspiración de salir de vacaciones es un deseo que no solo se puede leer desde el punto de vista del descanso, sino también desde la perspectiva de la estabilidad laboral y las posibilidades de realizar actividades distintas al trabajo. En 1996, cuando esta mención era diez puntos menor, había cuestiones materiales que eran más mencionadas, como tener agua caliente, acceder a más electrodomésticos y tener teléfono, todas alternativas que bajaron sus menciones en 2025. Cabe pensar que tales opciones ya han sido satisfechas, y ahora, luego del trabajo que ha significado obtenerlas, se quiere descansar.
El aumento del número de personas que escoge la alternativa tomar vacaciones en el extranjero lo podríamos leer como una síntesis del proceso en el que están inmersos, porque observan a través de distintos medios que muchos lo hacen: trabajar y acceder a crédito para poder descansar en grande, fuera del país, como se merece alguien que se ha esforzado laboralmente. La multiplicación de alternativas para viajar y la aspiración de ser parte del grupo de personas que ha viajado, ha transformado el viaje en una suerte de movilidad social, que permite incluir, aunque sea a altos costos, a poblaciones que hace veinte años no imaginaban viable cruzar la frontera.
Individuo y Estado
Las alternativas propuestas por la encuesta son alcanzables mayormente a través de adquisiciones privadas, aunque para algunas pueda haber subsidios públicos, como lo es el caso de la vivienda. Esto da paso a pensar que la mayoría de las personas cree que la mejoría de su nivel de vida pasa por sus propias manos. Algo similar acontece con la mención del trabajo responsable como lo más importante para alcanzar éxito económico, la que sube de 32% a 40% (de un total de 200%) entre diciembre de 2019 y la reciente medición de marzo-abril 2025, y con la iniciativa personal, que sigue estando dentro de las tres alternativas más mencionadas, sin cambios significativos respecto a la medición de diciembre 2019 (de 26% a 24%).
Sin embargo, para que las personas puedan tener la posibilidad de trabajar y alcanzar sus metas materiales con el fruto de su trabajo, son necesarias condiciones que los mismos entrevistados atribuyen a responsabilidades del Estado. El nivel educacional sigue siendo identificado como lo más importante para el éxito económico por las personas con un 45%, tendencia que se ha mantenido desde mayo de 2019. Y son cuestiones como la educación las que las personas consideran responsabilidad del Estado —recordemos que en Chile solo un 10% de la matrícula escolar corresponde a establecimientos privados. Así, ante la pregunta de qué es lo más importante para que la sociedad chilena mejore, un 21% de los encuestados cree que la solución está en un Estado más eficiente, un 18% en que el gobierno haga mejores políticas públicas y la misma cantidad en que el Congreso haga buenas leyes, es decir, un 57% pone la solución en el sector público y solo un 18% declara que lo que cambiaría las cosas es que cada uno haga bien su trabajo.
Conclusiones
Las aspiraciones de los chilenos, si bien se pueden medir a través de sus deseos de adquirir bienes o servicios, están relacionadas con sus experiencias de mundo, y podemos ver cómo han cambiado en veinte años. No solo el nivel económico en términos generales ha mejorado, sino que la exposición creciente a una oferta de bienes y servicios y a métodos cada vez más flexibles y variados de pago, ha conformado una demanda por ítems que antes no eran parte del imaginario de muchos chilenos, tales como una casa en un lugar de descanso o vacaciones en el extranjero. Al mismo tiempo, la posibilidad de tales alternativas se ve condicionada por trabajos muchas veces extenuantes y endeudamiento excesivo, lo que trae consecuencias a nivel de salud mental.
De esta forma, el nivel de vida se desacopla del bienestar. Es decir, el haber incrementado el nivel de vida en veinte años no conduce mecánicamente a un aumento del bienestar, justamente porque mejorar las condiciones materiales de vida conlleva expectativas cuyo cumplimiento impone nuevas cargas materiales, mentales, familiares y de tiempo.
Finalmente, las personas no dejan de poner atención al Estado como agente que posibilita las condiciones para tener los medios para mejorar su nivel de vida, especialmente en educación y trabajo. Esto implica que, por más indiferencia respecto al sistema político que exista, la labor del Estado se sigue experimentando como condición de posibilidad para la obtención de nuestros fines.
Bibliografía
Banco Mundial (2025) PIB per cápita (US$ a precios actuales) – Chile. Disponible en https://datos.bancomundial.org/indicador/NY.GDP.PCAP.CD?locations=CL [13 de mayo 2025]
Blanco, A. y Díaz, D. (2005) El bienestar social: su concepto y medición. Psicothema, Vol. 17, No. 4, 582-589
Centro UC Encuestas y Estudios Longitudinales y Asociación Chilena de Seguridad (2025) Termómetro de Salud Mental Achs-UC. Santiago.
CEP 2025. Encuesta CEP 93. Centro de Estudios Públicos. Disponible en: https://www.cepchile.cl/encuesta/encuesta-cep-n-93-marzo-abril-2025/ [7 de mayo 2025].
Diener, E. Eunkook M. S., Lucas, R.E. y Smith. H.L. (1999) Subjective Well-Being: Three Decades of Progress. Psychological Bulletin Psychological Bulletin, Vol. 125, No. 2, 276-302
OCDE 2022. Consumo de antidepresivos en dosis diarias definidas por cada 1000 habitantes. Disponible en: https://es.statista.com/grafico/28425/consumo-de-antidepresivos-en-dosis-diarias-definidas-por-cada-1000-habitantes/ [13 de mayo 2025]
Rojas, Mariano, & Charles-Leija, Humberto. (2022). Chile, milagro de crecimiento económico, pero… ¿y el bienestar?. Perfiles latinoamericanos, 30(59) México ene./jun. 2022 Epub 24-Abr-2023